El rock and roll del país ya fue
- Jéssica Signoretta
- 10 dic 2015
- 2 Min. de lectura

'Gratitud' de Los Espíritus es el baúl donde guardas un elemento de cada provincia argentina si decidís aventurarte a recorrer el país. Y que años después abrís, en tu monoambiente de Buenos Aires y parece que volviste a tomarte el palo.
Los riffs le dan el eje a Perro viejo, de tempo rápido y un canto eminentemente fuera de época relata una cotidianidad de La Paternal. Un beat colosal que termina resonando en el cerebro horas después, y que se convierte en gran candidato a la hora de elegir un cover para hacer con tu banda.
Del otro lado del paredón aparece Mares, el culto perfecto a la psicodelia que termina de embalsamarse con Alto valle, la prominente balada de sonidos con orgullo que desembocan en Gratitud, los tres minutos y monedas más orgásmicos del año. Pero cuando suena La Crecida, terminas en la cima de la montaña. Un mantra con lírica que te envuelve y de tempo desértico pero sublime. Como si todo se convirtiera en colores sin ninguna sustancia.
La vuelta de rosca que Los Espíritus le dieron a Pelea callejera, un viejo punki de 2 Minutos, transformándolo en un rock blues más argento que el mate; demuestra ese amplio manejo de géneros y fusiones que la banda incursiona desde su disco debut, y que la ubica en el podio de lo infaltablemente escuchable de la actualidad. Porque después escuchas Las cortinas, y aunque sigas manteniendo la calma que propone el disco, la fusión de eléctricas y criollas te suben hasta el Tren de las Nubes. Pero bajá al rato, y aprovechá a hacerle el ritual a la Pachamama con El Palacio, un rock folcklórico de fuego.
Cuando suena Negro chico, otro rock blues periférico y contundente, puteas la realidad en el cemento y la cantas fuerte, no porque sea ideal para corte de difusión, sino porque narra aquello que ya no debería pasar. Pero después cerraste los ojos y Vamos a la luna empezó con su armonía autóctona e inefable recordándote la tufarada de tus tierras fértiles.
Las múltiples sensaciones de 'Gratitud' varían en tiempo y espacio. Te marca el sendero, pero cómo recorrerlo queda por tu cuenta. Lo claro es que el pasto ya no es más verde el otro lado. Que tenemos rock psicodélico nacional que embelesa nuestras raíces más profundas y que fusiona muchos géneros más, para que nada quede afuera. Para que te encuentres siempre. Los Espíritus despojan prolijidad y respeto, con armonías de calidad y con una originalidad que hace tiempo se estaba esperando. Y este recién es su segundo disco.
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