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Más Cultura, menos balas

  • Foto del escritor: yokomonos
    yokomonos
  • 10 dic 2015
  • 2 Min. de lectura

El acceso a todo movimiento cultural es uno de los sostenes más importantes del sistema democrático, por ende en el siglo XXI, debería ser completamente universal e indiscutible. Sin embargo de este lado de la frontera, durante el 2015 varios Centros Culturales fueron clausurados, y en algunos casos llegando a niveles de represión.

La clausura de un Centro Cultural es una voz más que se apaga. Es una oportunidad menos para que lxs artistas difundan arte. Es un pedacito menos de identidad que se quita. Es un espacio menos para convivir con el resto de lxs ciudadanxs. Es un brazo menos de la Democracia. Es una mano a la industria, que explota a lxs artistas y comercializa ese arte que te puede llegar al corazón pero al que no podes tener acceso porque su precio es elevado. Una barrera a la expresión humana.

Tampoco nos importa descubrir cuál es el trasfondo político que puedan tener los partidos políticos - especialmente los que se disfrazan de Simpsons- que atentan contra lo que humanamente es indestructible; El Arte siempre fue una cuerda vocal de la Cultura, de la tradición, de la cotidianidad, de las problemáticas vigentes, de la historia. En realidad, siempre fue una cuerda vocal de nuestra propia voz. Porque a través de él, nuestra representación social y política se hace presente. Nuestras necesidades, nuestras carencias, nuestros aciertos y nuestras fallas. A través del Arte nos acercamos cada vez más a lo que verdaderamente somos. Arte como medio de expresión de una ideología. Porque Arte no es simplemente entretenimiento. Sino deberíamos de contradecir aquellos conceptos que vieron la luz en el teatro griego. ¿Qué diríamos, entonces, de las obras históricas de Shakespare? Nos estaríamos cagando en El Ejército del Ebro, en La Cucaracha, en La Internacional, en Another Brick in the Wall, en Manifiesto, en Clandestino, en Los Dinosaurios. Nos estaríamos cagando en Cambalache. Repudiaríamos a María Elena Walsh y volveríamos a exiliar a Nacha Guevara. Incluso estaríamos escupiendo sobre Beautiful y hasta Born This Way. Porque el Arte es vanguardia siempre. Y los conflictos y necesidades también lo son. Y a medida que los derechos avanzan, el Arte lo hace con ellos. Cuando hay una conquista nueva, hay algo más por qué cantar; cuando hay una conquista nueva, hay menos terreno para el avance de lxs poderosxs. Si hay menos Cultura, hay más silencio. Y si hay más silencio es porque no están callando. Reprimir el Arte es negar la Cultura. Negar la Cultura es negarnos a nosotrxs mismxs. Y por extensión, significa arrancarnos nuestras propias cuerdas vocales.


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