Adela, te doy mi mortadela
- Ignacio Blanco
- 15 dic 2015
- 4 Min. de lectura

Como si nunca hubiese pasado nada, volvimos a ser los mismos insulsxs transeúntes de siempre. No es que nos hayamos olvidado de nuestros tormentos, pero habíamos aprendido a convivir pacíficamente. La necesidad de prenderse a esa canción para aumentar nuestro sufrimiento - como si el auto-flagelamiento no hubiese sido suficiente -, era cosa del pasado. Como el amor y como aquella canción. Teníamos nuestras vidas medianamente equilibradas hasta que 25 apareció.
Que se operaba. Que se le habían arruinado las cuerdas vocales. Que tuvo un hijo. Que nunca paró de amamantarlo. Que lanzaba nuevo disco. Que no. Que sí. Que se retiraba de la música. Que Madonna y Phill Collins. Que hasta Pharrell Williams. Que silencio perpetuo. Nos estaban boludeando como su ex lo hizo con ella. Y no entendíamos esa incongruencia.
Cuatro años y caramelos de vuelto pasaron desde '21' y nuestros pies no daban más de caminar por las paredes mientras deducíamos si, Adele, sería la misma 'emo' de siempre o qué. '25' no es más de lo mismo aunque al finalizar la mayoría de sus temas lleguemos al mismo resultado melancólico. Hablar de maduración para referirse a una joven británica que canta – y se viste – como vieja es al divino botón. Pero en esta ocasión, puede oírse una profundización en la composición de los 11 tracks, que no se basan solamente en el soul clásico del Reino Unido. Mientras que los instrumentos se turnan para cobrar protagonismo, la esencia de la cantante no es efímera, sino que es intervenida por nuevos estilos y géneros. El tercer álbum es un desafío vocal, donde el matiz deambula entre graves y agudos que nunca habíamos escuchado. '25' no es comodidad en todo sentido.
Como cuando recién llegamos a un lugar, Adele nos da la bienvenida con un ‘hola’. Literal. El primer corte de difusión fue producido por Greg Kurstin y ahí es cuando entendemos casi todo. Hello es '21' pero con agudos que creíamos imposibles en esta mina. Con una lírica y una línea melódica fáciles de aprender, el estribillo final seduce con coros celta medio pelo a lo Enya.
Si tu grado de masoquismo excede tu autoestima es imposible no amar con locura When We Were Young, donde el sentir más nostálgico se hace presente con una de las mejores interpretaciones de toda su discografía. Y como pertenecemos a ese club de auto-torturadores, es probable que estemos en presencia del campeón de campeones. Y en esa misma sintonía, Remedy es el Fix You de 25 con un piano que solo acompaña. All I Ask sigue siendo más de lo mismo en esta historia de corazones rotos, pero no por eso deja de ser un tema para escuchar y volver a escuchar. Temas que sirven solo para decir: “esta piba es una bestia aunque la resaca de los 90' nos siga fastidiando".
Send My Love (To Your New Lover) es pop puro, que no parece plástico tan solo por ser cantado por Adkins. Max Martin y Shellback saben sobre canciones estúpidamente pegajosas. Y si bien es innovador e inesperado, musicalmente sigue siendo un tema de la calidad de artistas como Katy Perry o Taylor Swift. Diferente es lo que sucede con I Miss You, que le aporta una onda indie y oscura a lo Lorde. La percusión y los coros son los que le dan personalidad y forma a una creación de excelencia novedosa en una artista que venía rompiéndola con el soul.
El pop vuelve en la pista número seis. Ideal para convertirse en un corte de difusión, unas pinceladas de disco hacen que nos llegue un tema poderoso de medio tempo, sencillez y efectividad. Movidito pero sin reproches. Meloso pero sin suicidios emocionales latentes. Ni Rolling In The Deep, ni Someone Like You: Water Under The Bridge. De repente nos topamos con Love In The Dark y aprovechamos para hacernos un mate, contestar los mensajes de whatsapp y volver para deleitarnos con la incorporación de un solo de violines hacia su final.
Si este tema le perteneciera a otro artista, de seguro sería a Florence Welch. Un indie folk brota en los primeros segundos de River Lea y se mantiene firme hasta el final, siendo la prueba empírica de un redescubrimiento musical basándose en géneros e incursiones. Después está Million Years Ago que nos pega un viaje de aquellos con los crecimientos vocales, el hipnotismo de una criolla y coros sacados de temas como Secret, Frozen o The Power Of Goodbye de Madonna. Y se termina con Sweetest Devotion que explota y manda toda depre habida y por haber al re carajo.
Si '19' fue su forma de probar suerte y '21' la manera de generar empatía con el mundo a través de temáticas amorosas y una voz avasallante para conseguir el amor de las críticas, entonces, '25' es un nuevo camino para demostrar destreza en calidad de composición instrumental y versatilidad. Si sos adicto a la auto-gestión de lágrimas de cocodrilo, escuchá las baladas. Si querés acompañar tu ánimo en días soleados poné los moviditos poperos. Si te gusta la calidad instrumental, reproducí el resto de los temas. O podés dejarte de joder y mandarle play a '25' en su totalidad y ser más humanx que nunca.
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