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¿Quién dijo que en África es todo Nants ingonyama?

  • Ignacio Blanco
  • 10 mar 2016
  • 1 Min. de lectura

Desde los desiertos de Argelia y Malí, un grupo de músicos vienen predicando esperanza y resistencia junto a sonidos representantes de choques de culturas y un continente entero. Tinariwen no combina. Tampoco mezcla, sino que su sonar es equivalente a las consecuencias históricas y geográficas de rejunje de costumbres y provenires.

Apoyados en la percusión, no caen en el cliché occidental de asociar al continente únicamente con lo tribal. Los escuchás y suenan al blues y al folk al estilo Tom Waits y que, hoy, artistas como Raury y Hozier incursionan. Pero la sangre argelina se desliza fuerte por las venas de la agrupación haciendo que las influencias más ligadas al árabe se noten a simple oído. Mientras tanto, los coros típicos del cotinente africano se lucen en muchas de sus composiciones trayéndonos la sensación más terrenal de todas las que podamos encontrar en Tinariwen.

Originados a fines de los 70', recolectaron seis laburos discográficos a pesar de las sequías de su bioma y la extensión de sus desiertos. Tinariwen no es espejismo. Tampoco es un oasis escondido entre las arenas. Tinariwen es real y grita fuerte.


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