¡Ma que bono álbum!
- Jéssica Signoretta
- 10 mar 2017
- 2 Min. de lectura

‘Drunk’ se escurrió de mis manos tan rápidamente que no llegué a darme cuenta. Eran muchos los sonidos que esta vez daban vuelta pero al principio no los encontré. Si tuviera que sumar una recomendación a la obvia ‘escuchá el disco’, es que lo escuches varias veces. Demasiados elementos conglomerados no se aprecian con facilidad, pero cuando el punto ya está caramelo, es una bomba.
Rabbot Hot aumenta progresivamente junto a Captain Stupido, en el vaivén entre una linealidad armónica y resonancias futurísticas. Ambas encabezan un pop psicodélico embadurnado de agudos tuneados de Thoundercat que avisan que todo el tránsito va por ahí. Los gestos sonoros se encargan de los pases entre tema y tema, y cuando Uh Uh aparece, con su groove al punto de la locura, le cede todo el contexto a lo instrumental.
Medio villancico y con vacilaciones sesentosas, Bus in the these streets refuerza el eje y lo lleva de la mano hacia A fan’s mail (Tron song suite II) un fanky tímido que se acerca a un sendero más convencional. Un ratito después Day & Night es el interludio dance que le abrió la puerta a Show you the way, la balada poppera ochentosa bastante princeada junto a Kenny Loggins y Michael McDonals. Esta la volvés a reproducir al segundo después, acordate.
Y si está Kendrick Lamar, el espacio se queda sin aire. Thoundercat comienza sigiloso y rectilíneo en Walk on by y el rapeado de Lamar es la menta del Mojito. Ahora empezas a bailar un ratito con Friendzone y hasta que te acordaste, Thoundercat te cambió la ambientación con Them Changes, otro fanky pero consistente y completamente absorvente. Wiz Khalifa lo desacomoda un poco y le agrega un aire hiphoppero que convierte al beat en el atajo más políticamente correcto del disco.
Entre interludio y enmarcado, I am crazy condecora el último tramo de veintitrés temas, en los que por ejemplo, The turn down junto a Pharrell Williams, enmarca un disco congruentemente ecléctico y etéreo. ‘Drunk’ es un plano secuencia. Tiene su propio contexto, su propia narración y construyó un mundo al que volver, será la decisión más eficaz. Y si Orson Welles estuviera vivo, le encantaría montarle las imágenes.
Yorumlar