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Felino que ruge, no muerde

  • Ignacio Blanco
  • 10 mar 2017
  • 3 Min. de lectura

En los territorios nordestes de Argentina, existe un ser de otro nivel que acecha en busca de presas. El Yaguareté-Abá es un/a brujx que puede metamorfosearse en felino. Cuenta, la leyenda guaraní, que posee extremidades de humano y cuerpo de yaguareté, pero de una dimensión fuera de lo común. Carnívoro, el monstruo mío, se alimenta de roedores – especialmente de ratas retrogradas, en este caso. En contra de las etiquetas, que los pueblerinxs puedan otorgarle, Miss Bolivia abandona el maullido para liberar la ‘Pantera’ que lleva dentro.

Venida desde las cuevas más escondidas del círculo independiente, María Paz fue desarrollando sus poderes musicales desde ‘Alhaja’ (2011), su primer disco. Apoyándose en géneros emergentes y, (desde cierto punto de vista) marginales, encontró su identidad en materia sonora para visualizar, denunciar y plantarse frente a las problemáticas explícitas e implícitas de nuestra sociedad. El salto hacia ‘Miau (2014) fue cualitativo y cuantitativo. La producción se afianzó a una prolijidad tan poderosa que, ‘Pantera’ afirma mi creencia: lo mejor de Argentina está en el under.

Vientos característicos del reggae dan inicio a Soy, una carta de presentación junto a la folklorista Liliana Herrero. El rap es protagonista sobre una base de percusión, mientras que los metales constantes delimitan el camino del género. Agarradito de su cintura, para no quedarse atrás, se suma Calma Respira, que sería el equivalente de Noche Polar en ‘Miau’. Un madrenuestrx que deberíamos cultivar cada mañana. Y al final del trencito rastafara viene No te dije nada, un reggae romántico y barrial donde la percusión marca el corazón del tema - como los latidos de la cantante al ver a la persona a la que le dedica la canción – y el silencio, hacia el final, es más efectivo que el suyo al encontrarse con su chicx.

María, María es la <cumbianización> perfecta del tema de la Mecha Sosa, que terminó siendo la cortina musical de la novela ‘La Leona’ y la prueba empírica de que la cumbia todo lo puede. Seguidita, seguidita suena el primer corte de difusión oficial. Cagón tiene el mismo aire altanero para agitarla en el boliche como Tomate el palo. Porque un tema para dedicarle a nuestro propio culo sucio, con los brazos levantados al estilo cancha, nunca está demás y siempre lo festejaremos. Y aunque en realidad estabas esperando ‘que te llame’ y no ‘de que’, aplaudimos los 50 ‘cagón’ que le dedicás porque se lo re contra re merece.

Lo más, más, más lindo del disco llega con las olas En el mar. Junto a Ale Sergi y, el compositor, Lito Vitale realizan la mejor canción de amor que una botella tirada al océano pueda tener en su interior. Una nueva faceta de Miss Bolivia aparece sorpresivamente. Romántica e idiotizada por una pasión azulada, crea imágenes a través de sus prosas y de unos sonidos que, ni enamoradxs, nos hubiésemos imaginado que podían salir de una artista que es pura garra y colmillos.

Cuando se siente amenazada, la felina himpla para alertar un posible ataque. Protegiendo a su manada, muestra sus colmillos para empezar la lucha al grito de Paren de Matarnos. Con arte y sin violencia, no ataca, defiende. Un rock, como nuevo terreno genérico, suena revolucionario. Pero el pedido de ‘Ni una menos, vivas nos queremos’ no corresponde a una cuestión de cambio de paradigma, sino a una exigencia de derechos, protecciones y justicia que nunca deberían de haber sido arrebatados para imponer cautiverios machistas ni caserías sexistas. Es aquí cuando las expresiones artísticas funcionan como documentación de una realidad, cuando testifican un contexto que no aparece en los libros de historia. Se mantendrá, por siempre, en la conquista de un pueblo.

Si hay algo en lo que se destacan las cumbias de ‘Pantera’ es en los ritmos noventosos al mejor estilo Los Charros o Amar Azul. Con esta impronta subtropical brota Haciendo Lío: algo como lo que hizo El Potro con Maradona pero con La Pulga. Siguiendo el léxico futbolero, la versión de Gente que no (Todos tus muertos) es un golazo de media cancha. A diferencia de ‘Miau’, que tenía cumbias más villeras, acá se baile El Paso agregando un poco más de psicodelia andina. Bien popular, los guiños a la realidad política argentina con tan simpáticos que a “la revolución de la alegría” la termina trayendo el pueblo antes que el amarillento de tus globos.

Con Wachas, la felina celebra su victoria. Luciendo su pelaje negro, los movimientos que realiza contagian a cualquier especie en un ritual contemporáneo de bailanta y sacudida de mondongo. Terminada su noche, el Yaguareté-Abá vuelve a recitar su credo para abandonar su apariencia y finalizar con su acto de magia. El alba comienza a iluminar los primeros yuyos, los grillos dejaron de cantar y las gallinas comenzaron a cacarear. María Paz sale de su guarida tranquila pero atenta a su alrededor por si necesita realizar su brujería tribal una vez más. Aunque, en realidad, desearía no hacerlo nunca. Nunca más.


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