La Vanguardia no es así
- Jéssica Signoretta
- 10 mar 2017
- 3 Min. de lectura

Del hueco en la cornisa entre inspirarte en leyendas y plagiarlas no te saca ni siquiera Daft Punk, aunque te ayude a tunear temones. Porque ‘Starboy’, de The Weeknd, no termina siendo más que la contemporaneidad de un pop fórmula que décadas atrás ya había alcanzado su época de oro.
Sin embargo, la yapa de feats significativos como Sidewalks con Kendrick Lamar, transitando un Hip Hop un tanto ecléctico; el clericó rapeado poppero de All I Know junto a Future y -casi la joyita del disco- el Stargirl Interlude sublime con Lana del Rey, de
tonan una brisa de volatilidad en manos de Abelito. Claro que no negamos que hasta incluso, horas después de haber escuchado el tema, Starboy queda resonando en la mente, lugar íntegramente ganado. El beat tiene todo lo que necesita para ser exitoso: estribillo repetitivo y una estabilidad armónica pero ajetreada que no permite que te quedes quietx; pero, ¿qué tanto trae de innovación sólida el disco?
La base de sintetizadores lustrados que marcan todo el eje de Reminder, son el personaje principal de todo el disco. De ahí parten, con trucos electrónicos más o menos implementados, True Colors –como para meter un par de lentos más-, Party Monster con un dedo un poco más metido en el Rap; Six Feet Under y Attention, como desembocaduras de un mismo río que en realidad, no es tan amplio. Mientras tanto, False Alarm es la gran bocanada de aire infaltable que acarrea una estructura original y que sube los niveles.
El pop de industria también está. Porque claro, si haces un disco para que pegue tanto, tiene que pegar en todos los ámbitos. Así que cuando suene Love to lay, no te asustes si dudas que estés escuchando a algún púber marca Disney. Pero los gratos momentos en los que Abel está perdonado tienen una calidad bastante alta. El sector de beats electro bailables como A lonely night y Rockin’ le dan la consagración al pop actual que siguiendo los caminos del gran Michael con la suma de disposiciones sincrónicas, impoluta al género como lo más universalmente exquisito para escuchar. Y Secrets redobla la apuesta. Los escuchas con los auriculares y todo alrededor se vuelve más ameno y si los pones en una previa te la levanta hasta el Everest. Punto para el cliché del starboy. Ojo que Nothing without you pudo saltar el muro y aunque derrame linealidad, denota un esnobismo que hasta incluso te dan ganas de cantarla. Y cuando empezas a cabecear con Die for you, The Weeknd le tiró toda la barbacoa a la carne en el final del disco, con I feel it coming, lo mejor –incluso- de todo su haber. Y sí, Daft Punk te ayuda más de lo que les pedís, pero el conjunto superó los resultados. Este temón no tiene subjetividad, aunque la letra sea redundante e invasiva. Si no es tu estilo igual la bailas, y si te regís por esos pagos ya estás subidx a la mesa.
El R&B nunca se quedó quieto y desde 'House of Balloons', su icónico primer EP, The Weeknd se dedicó a fusionarlo con lo que más cómodo le quedaba. No obstante sus vicios vocales notoriamente jacksonizados no le permiten lograr la transparencia del artista nuevo de época que pregona nuevos estilos musicales identitarios, aunque por muchos momentos sí sea diferente al resto. La redundancia del sonido de ‘Starboy’ lo vuelve por momentos innecesario y por momentos excelente; y aunque no haya llegado a la par de las expectativas, nunca será un conglomerado de resonancias sin sentido.
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