top of page

Que no sea una perfecta ilusión

  • Ignacio Blanco
  • 10 mar 2017
  • 4 Min. de lectura

Como atado a una silla, sin escapatoria, el carril comienza a hacer su trabajo cuesta arriba. La primera bajada es brusca y parecería que guitarras eléctricas golpearan en tu cara, mientras que una percusión va definiendo las ondas de tu cardiograma. La atracción vuelve a comenzar una nueva subida; lo que no sabemos es que nunca más descenderemos. Podría ser la peor montaña rusa que un parque de diversiones jamás haya tenido. Pero aquí, el vértigo constante se siente dermatológicamente en un contrapicado que pretende hacernos tocar el cielo con las manos. Una modulación en las vías – hechas a base de sintetizadores inoxidables - nos hace dar cuenta de que nos encontramos frente a una de las propuestas más poderosas y al palo del año. Una buena dosis de nitrógeno, en ese motor-voz propulsor, hace que la velocidad no disminuya hasta una nota sostenida, marcando el fin del recorrido. Es que Perfect Ilussion no le devolvió nuestros pies a la tierra. Varados en el punto más alto, ni la gravedad puede obligarnos a bajar de una canción no apta para cardíacxs.

Por ahí un disco junto a Tony Bennett y una conferencia en la Universidad de Yale nos sirven de antecedente para entender el vuelco casi radical que ha hecho Lady Gaga. Porque estoy seguro de que ella es una de las artistas a la que siempre teníamos ganas de escuchar pero que no encontrábamos material duradero a pesar de sus 3 discos que tenía hasta el momento. Todxs sabíamos que se cantaba la vida, pero un conjunto de distorsiones y estrofas tartamudeadas hicieron que necesitáramos un homenaje a la Novicia Rebelde o un Till it happens to you para no avergonzarnos de las ganas de quererla que teníamos. Más que nada a lxs que se la dieron de escuchar ‘buena música’. Por eso, ‘Joanne’ es un producto inteligente que puede infiltrarse en cualquier reproductor indiscriminadamente de la música que escuches.

Siguiendo el concepto de Perfect Ilussion, todo arranca con Diamond Heart - con mano de Josh Homme de Queens of the Stone Age. No es hasta A-YO que la onda country llega para quedarse. Con unos jueguitos vocales divertidos y guitarras superpoderosas en el puente, tiene lo que se necesita para ser corte de difusión, aún con su ritmo básico de palmas rockeritas.

Pero si de comerciabilidad hablamos, el pseudo reggae de Dancin’ in Circles es lo más fiel a la Mother Monster. Una mezcla entre Alejandro y G.U.Y aparece latente y agradecemos que haya un tema – por cuestiones nostálgicas – como para mover el totó un buen ratito. Sin embargo, la contra cara sería John Wayne, porque, manteniendo esos estribillos poperos que la caracterizan, logra afianzarlo a la propuesta del disco. Dicho de otra forma, es el resultado entre una Gaga cantante, un Mark Ronson guitarrista y un Homme bajista y baterista.

Otros nombres que suenan en la realización son el de Beck, Kevin Parker, Hillary Lindsey o Florence Welch, que participa vocalmente en Hey Girl - siendo un tema más de relleno que los apliques que se ponía Gaga en la cara para bailar Born This Way. Pero si hay algo que está muy bien es la presencia de Father John Misty en Sinner’s Prayer, un country escrito en mayúscula. Es evidente la inspiración en Dolly Parton con su The Bargain Store y la duda entre quedarnos con los graves o agudos de la cantante. Y como no bastaba que Papá Juan haga lo que sabe hacer con un solo tema, se metió con Come to Mama, una marcha social sobre la igualdad con mucho doo wop al clásico estilo de los 50’.

Angel Down contiene una composición básica y directa donde el fin máximo será levantar los encendedores mientras Gaga hace estragos con la voz. Mientras que Joanne es otro tipo de balada mucho más terrenal, frágil, humana y con la mejor lírica que encontrarás en el disco.

Siendo un material completamente autobiográfico, ‘Joanne’ invoca un espíritu vulnerable de liberación. Pues este álbum es la bestia en cautiverio que la industria musical debió ocultar para crear una de las estrellas pop-dance más influyentes del tiempo moderno. Un disco autóctono tanto por los géneros que atraviesa como por el sentido de pertenencia personal e interna. A partir de ahora, Lady Gaga no deberá demostrar nada nunca más en lo que reste de su música. Es que si bien ‘Joanne’ no acaparó las listas de los mejores discos del 2016, no por eso deja de ser asombroso que esta propuesta – como rememoración de su sueño adolescente – haya salido de una mina a la que pensábamos que sólo necesitaba vestirse con carne para llamar la atención.

Después de la tecnología ‘Artpop’, la necesidad de pegarla de ‘The Fame’ y el hit tras hit de ‘Born This Way’, eran necesarios unos 45 minutos de conocer a la mujer detrás del monstruo. Mujer que de igual manera se sobreexpone, pero de forma sentimental, en temas como Million Reason. Una balada country con un aire de intimidad tan grande como Dope. Una mujer que, aunque su alter ego se esté comiendo el escenario del Super Bowl, sabemos que se infiltrará un ratito, por lo menos, para saludar a sus padres antes de seguir con la segunda estrofa de una canción. Y nosotrxs, no tendremos que pedirle nada más.


Comentários


bottom of page