El camino nunca duerme
- Jéssica Signoretta
- 10 may 2017
- 1 Min. de lectura

Las condiciones que amurallan a la libertad -incluso hoy en día- son ilimitadas. Sobran las expresiones artísticas que nos regalan un lapso donde nos sentimos libres y la jaula invisible que nos rodea parece desaparecer; y ‘Equinoccio’ (2017) de Manu Pozzi, es un nuevo punto de fuga.
Los vientos y la criolla que introducen a Let me hold you nos acercan a la reserva ecológica del mundo más lejos del cemento. La balada perceptiva e precursora con un crescendo armónico, apuesta a un clima catártico de voces entrelazadas y sonidos fraternizados; hasta que Katerina comienza, con la criolla siempre al hombro, y desde el momento en que Manu implementa sus medios agudos, tan pacíficos, las aguas del mar se calmaron y los pies rozaron la espuma más nítida de toda la vida. Si lxs humanxs tendríamos que votar por una canción que nos represente, Cuna de los lagos sería una gran candidata. El beat ecléctico y heterogéneo encapsula en sí mismo todas las sensaciones que llevamos encima. La dualidad de las acciones, los humores, los cambios, los pensamientos mutantes.
‘Equinoccio’ agrupa en ocho temas un indie pseudo inglés confabulado con un folk sin fronteras que admite las composiciones más diversas. Cada canción es un mundo. Cada canción nos remonta a un lugar del mundo, en el que queramos estar, sin nada que lo impida. ‘Caminante no hay camino, se hace camino al andar’ no es solo una frase clásica para repetir, sino una libre y cierta filosofía de vida que este disco afirma hasta en su mínimo acorde.
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