Reflexiones desde la liana de enfrente
- Jéssica Signoretta
- 10 may 2017
- 2 Min. de lectura

Nunca esperamos una arquitectura prolija y cerrada en las composiciones de Gorillaz, y eso también fue lo que terminó de consagrarlos. Las fusiones electrónicas y des-generadas entrelazadas en canciones heterogéneas convirtieron a la banda en uno de los espectáculos más sublimes, aún dentro del estudio. ¿Pero a alguno de los 26 temas de ‘Humanz’ se le puede encontrar alguna esencia rítmica?
Asension, rapeado con Vince Staples quedó sumergida en los 2000, acelerada y con un abrupto final; pero Strobelite junto a Peven Everett vuelve al pop de moda de estos días, digno de reproducirse todo el día en los 40 Principales y no cansarse. Pero se ve que Damon extraña su época de ‘Everyday Robots’ y en una drakerizada Saturnz Barz, hiphoppéo en la cornisa. No te asustes si a partir de Momentz no entendiste nada. Las veinte exequias posteriores de ‘Humanz’ son un conglomerado de sonidos tuneados y diversidad de voces que le cerraron la puerta al hilo conductor. Ni Charger llega a sonar innovador, porque el extremo nivel de distorsión le perdió todo lo demás. Un poco de luz vemos en Andromeda, un beat pródigo del estilo de The XX pero que al menos sabe dónde tiene el Norte; y minutos después, cuando Busted and Blue aparece, respiramos hondo. Una balada desafiante, en un disco hiperquinético, baja un poquito los decibeles y la vuelve una digna opción para coverear.
‘Humanz’ es la documentación random de la influencia tecnológica que cada vez se acrecienta más en la música. Donde cada canción es un mundo en sí misma, y no llevan a ningún lado más que el viaje efímero de tan solo sus minutos de duración. La Vanguardia de Gorillaz quedó en ‘Plastic Beach’, cuando las armonías innovadoras creaban soniquetes amplificados y llevaderos; y también se podían encontrar de la mano de sensaciones sonoras originales y corpóreas. Una larga espera y un disco sin rumbo y sin concepto desvirtuaron hasta lo más ecléctico del historial de la banda. Damon, el día que perdiste la computadora donde tenías las grabaciones del disco, ¿no pensaste que podía ser una señal?
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