La bifurcada Mamá África
- Jéssica Signoretta
- 10 jul 2017
- 1 Min. de lectura

¿Qué es lo primero que tienen en común una noche de verano en la Sabana Africana y en el Caribe? ¡El Calypso!
Desde la década del 60 en Trinidad y Tobago –cuna principal del género- Calypso Rose extendió sus composiciones a todo el continente y se convirtió en una de las pioneras de la Patria Grande. La raíz africana que proclama y que está entrelazada en sus armonías y en sus letras, unificó la influencia de dos continentes que culturalmente están más unidos de lo que creemos. La reina de una de las melodías más auténticas para bailar horas y horas, de las sobresalientes fusiones de percusión y vientos que transforma hasta el día gris más oscuro de la semana, no le bastó cincuenta años de trayectoria que le abalan ser un clásico, que en el 2016 lanzó su –hasta ahora- último disco, ‘Far from home’ en colaboración con Manu Chao, destruyendo cualquier tipo de brecha generacional que se excuse para no escuchar toda su obra.
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