Nuestra cultura es sagrada, no te la comas
- Ignacio Blanco
- 10 jul 2017
- 1 Min. de lectura

¿Qué universo tan cuántico es este? Sería muy básico pensar que Kali Mutsa ignora los arraigos de su tierra. Pero el viaje de ‘La Devoración’ es hacia el núcleo de la humanidad y su relación con el cosmos y el poder. No balbuceen sobre sus sonidos, las influencias del Medio Oriente – distorsionados por la producción digital de Imaabs – sólo pueden ubicarte en un espacio mítico sin gravedad.
El nuevo EP chileno implica un nuevo nivel de inmersión en un estilo que usa la electrónica para generar universos eternos y omnipresentes llenos de misticismos. O por lo menos, eso es lo que Eder introduce. Un ultimátum a la reivindicación de la cultura que realmente les pertenece. De eso habla el reggaetón indio Inglis. La invasión cultural por parte de las potencias arremete contra la identidad de los pueblos. ‘La Devoración’ es parte de la camada de artistas que resisten contra la naturalización de prácticas y falsos sentimientos que borronean los colores auténticos de la historia latinoamericana.
Sierva especifica el concepto más afianzado en la carrera de Kali. Hechicera sin tiempo, gualichea contra el imperialismo y los narcóticos que no buscan un lugar de expresión y conglomeración acordada en pos del enriquecimiento de la cultura, sino con el fin de imponer estilos de vida que logren el control a larga distancia. ‘La Devoración’, entonces, exorciza los fantasmas que atormentan los sueños de una patria que necesita sacarse la catalogación de colonia para fluorar los verdaderos colores colectivos e individuales.
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