top of page

Joven y enamorado

  • Ignacio Blanco
  • 10 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

Querida,

Te extraño y casi ni te tuve. El amor no se trata de posesiones. Creo que por no entenderlo, nunca pude tocar las estrellas con la mano. Todavía me pregunto qué hubiese pasado si no nos hubiéramos soltado aquel día. Los espacios temporales habrían quebrado sus límites. Los asteroides habrían explotado en una lluvia de colas de fuego. El invierno habría sido más fácil de sobrellevar y el universo todavía espera nuestro despegue.

Love, allí te conocí. Dicen que cuando uno ve a la persona que ama, el corazón empieza una bataola de percusiones. Tenía la misma percepción hasta que me paralicé con tu <buen día> aquel Lunes cualquiera de Verano. Puede que, en realidad, nunca haya conocido el verdadero sentir, salvo cuando mis latidos se volvieron entrecortados y cada oxígeno que inhalaba recorría mi sangre tratando de enfriar lo inevitable. No te dije nada, ¿te habrías animado a bailar sin gravedad?

De casualidad te vi en el parque. No entendía cómo tus amigos preferían desafiar al movimiento con sus skates en el playón. Tus amigas hacían de cuenta que no pasaba nada. Te estaba pasando de todo. No era muy difícil darse cuenta, la luna nueva llenaba de rojo Cherry tu cara de desolación. Sentí la extrema urgencia de sacarte del miedo. Pero ni bien me acerqué entendí que lo llevabas contigo a todas partes.

Confiaste en la amabilidad de un extraño. El calor, a veces, nos lleva a tomar decisiones alocadas. En tu caso, el agua. Serena y refrescante; por dentro tenés una correntada violenta y atrevida. Volvería cualquier Enero a verte una vez más bailando en tu playa. La orilla te pertenece y la conquistás con cada movimiento distorsionado. Me sedujiste en un juego de romanticismo y sexualidad. Lo puro y lo urbano. Summer Bummer.

Aquella noche, luego de cantar nuestros cuentos frente a una fogata, me creí invencible. Sé que te pasó lo mismo. Me lo dijiste. Vos también soñaste conmigo y la noche permite cualquier misticismo. Destino rosado, oráculo azul. Nos fusionamos para siempre en el momento en que decidimos saltar al abismo. El infinito sólo para nosotros. Lust for life, me susurraste antes de despertar. Necesito hundirme en vos. Abandonar la fatiga, no quiero más sacudidas. Por eso corrí a buscarte. Por eso, estabas sentada en el pórtico de tu casa. Tu vestido blanco, tu sonrisa oliendo las margaritas que te regalé – aun no puedo explicar porqué combinan tan bien con tus ojos -, tus cabellos meneándose con el viento de nuestra velocidad. Podría escuchar a Nancy Sinatra, The Smiths, Janis Joplin y The Beatles por toda la psicodélica eternidad.

Tenía preparados los fuegos artificiales para después del festival; pero los explotaste antes, mi amor. Nunca volví a besar de la misma manera. Sí, traté de reconocerte en otras bocas y en otras melodías. Siempre apareció algo de vos – tu perfume, tu suavidad o tu complicidad. Todas tienen un poco de vos y ninguna termina de definirte. Reproduje cual pude en tu amor grupie. Que Dios te bendiga a ti y a todas las hermosas guitarras de este planeta.

Me gustaría volver a aquel día. Aquel en el que el humo mezcló el cielo con el mar. Por última vez. En un mundo de constantes heridas, nunca imaginé que las cicatrices podían ser tan inspiradoras, ni que no pronunciar <hasta mañana> podía sangrar una obra de arte. Tomorrow never came. Por eso juramos ser presente siempre en esa playa. Traté de curarte. Me enseñaste que eso nos hace únicos y hermosos. Recorriste mi cuerpo haciendo música. Deslicé mis dedos por tu cuerpo marcando el tempo con la delicadeza de un pianista atravesando un teclado. La horrible sensación de cuando todos se van. Nunca pude olvidarte. De hecho, no me atrevería hacerlo. Preferiría llorar mil y un noches que haber pasado mi vida sin conocer el amor. ¿Masoquismo? No, Beautiful people, beautiful problems.

El Verano dura siempre lo mismo. ¿Podemos romper esa ley? Tal vez fuimos ingenuos al creer que las huellas en la arena iban a permanecer intactas. White Mustange. Acá estoy. No te espero. Tampoco puedo obligarte a venir después de tanto tiempo. Solo espero. Espero y amo. Como puedo. Sabes cuáles son las trece playas donde juramos. Sabes cuáles son los muelles donde liberamos nuestros deseos al océano. Puedo imaginarte en el muelle, vos también esperando. Mirando el horizonte, aguardando a que te agarre desprevenida. La chica del marino. El viajante de la libertad hecha cuerpo. Así te amo: esperando, buscando, continuando, sumergiéndote o flotando. Me enseñaste a ser así y ahora amo ser real. Amo amar y eso me basta para seguir viviendo. Get free; rezo por cada persona y por cada mirada. Te escribo mi plegaria para que, alguna vez, todos puedan conocer esta sensación. Espero puedan conocerte, porque nunca amarás tanto a alguien como a tu propia libertad.

I am Young and in love.


Comments


bottom of page