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Para lxs caretas, para lxs borrachxs

  • Ignacio Blanco
  • 10 ago 2017
  • 1 Min. de lectura

Los juegos delirantes de Aire fueron suficientes para empezar a escuchar a La Guacha. Un reggae clásico, brincador y simpaticón que se deja pintarrajear del drum and bass. Porque oídos que no escuchan, corazón que no siente - ¿ah no? –, los colores españoles de los caminitos vocales se entrelazan con los vientos en una propuesta concreta y definida.

Desde Chile suenan, pero llenan de colores un lienzo que sólo forma de Latinoamérica puede tener. Claro, porque hasta los ritmos más norteños de Rancherita Pa’la mamita pueden fundirse en un abrazo con la bachata de Corazón Mezquino y el cubanismo de Si está pa ti.

Aunque la cumbia pise fuerte en el contagioso Matorrales o en el enamorado de clásicos Tanta, el despliegue instrumental distorsiona las raíces para agregarles factores sorpresas como el funk o el rock. Y si, Mal ojo tiene esa cualidad de inconcluso dentro de toda la batucada que no permite encasillamientos y etiquetas.

Con un currículum integrado por ‘Virgen’ (2011) y ‘Fácil’ (2014), no podes no hacer un parate en Triste y triste o en el ambiente sureño de Desaparecer, que aun con la cuota de pertenencia que pueda regalarnos enloquece nuestras brújulas desorientando nuestras miradas. Pero como te dije antes: tranquilx, escuchá y que tu corazón sienta.


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