1, 2, 3 un pasito parlante, María
- Ignacio Blanco
- 26 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Alguna vez dijo que todxs éramos canciones llenas de hermosas imperfecciones. Oráculo o predicción de un disco que representa más de lo que suena. Es que si pensamos en lo que ‘Liberation’ aporta a la carrera de Christina Aguilera, hablamos de una demostración de coherencia a la hora de hacer música de masas en la crueldad de una industria capitalista.
El riesgo conceptual de ‘Bionic’ (2010) y la gula mercantilista de ‘Lotus’ (2012) evidenciaron los vaivenes de una profesión pop femenina. Tal vez, la honestidad sea la virtud invaluable del último laburo discográfico, aun cuando la exigencia y la contradicción se sientan a simple oído. Porque hablar de Fall in Line y su propaganda feminista en un disco producido por Kayne West sólo podría significar la tibiez en la desconstrucción o la hipocresía en el mensaje.
Sería pretencioso, igual, rebajar todas estas aristas a un solo disco cuando Aguilera podría ser referente de liberación en sí misma. Y un poco es eso lo que Sick of sittin’ denuncia con guiños a Joplin y con producción de Anderson Paak. Tal vez, la catarsis detrás de los cinco años de ausencia en las novedades y todos los conflictos con RCA. Por eso, ‘Liberation’ no sería un disco que se la da, sino por el que se nota que se ha luchado.
Y todo empieza con Maria - introducido por un interludio inspirado en ‘The Sound of Music’ – donde identificamos de entrada el sello personal de esta mina a pesar de que confíe en las tendencias urbanas del trap y en los graves más grosos. Y si, Aguilera siempre fue de esas artistas que toma el boom del momento para darle su propio tratamiento. Por eso, las referencias a Maria de Michael Jackson me rebobinan a la investigación musical que reluce en ‘Back to Basics’ (2006).
Si. Puede que dentro de toda la vulnerabilidad que se oye pueda pensar en alguna relación entre una realidad donde el género – y que su vertiente latina también irrumpió fuerte el muro - esté atravesando una etapa de popularidad y la alusión a María, el ‘nigga’, el alto reggae de Right moves, el caviar, el feminismo, la política, la estructura de ‘Lemonade’ (2016) y ‘HERE’ (2016), colaboraciones con gente que no (pero que sí) y productores muy grosxs como Che Pope y Mike Dean. Tampoco se puede estar en todo. Pero si el sujeto está muerto y sólo importa lo que se puede interpretar en el material mismo, se agradece y se defiende.
Pero aguante el góspel y la justificamos un poco más porque la historia de ‘Stripped’ (2002) la acompaña. La destreza de Twice y la naturalidad de Unless it’s with you – tan Aguileras ambos – son los únicos tempos lentos que se escuchan. También con la seducción de los noventa y su flow urbano en viciosa Pipe con colaboración de un formula1 random. Nunca faltan los temas re cuelgues y polémicos muy de ella como Masochist y Deserve. Pero bancamos para que Like i do y Accelerate se escuchen bien fuerte en cualquier lado. Y vamos entendiendo el cuento de un disco que gusta bastante pero que pide que Aguilera no se quede dormida.
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