Amanecer de un clásico agitado
- Jéssica Signoretta
- 26 ago 2018
- 2 Min. de lectura

El boom de ‘Luis Miguel la serie’ duró más de lo previsto. Aun terminada la primera temporada se remasterizaron los cassettes y ya no es inusual que suene Luis Miguel en cualquier lugar. Más que nada porque hace casi cinco años ni siquiera sonaba como clásico jurásico en Los 40 Principales.
Uno de los cambios más notorios de este nuevo paradigma de interpretación de expresiones artísticas y de artistas es el abandono de los extremos y los absolutismos. Y que las estrellas de los 90 para abajo sean revividas, les da una segunda oportunidad. Nunca se dudó de que La incondicional y Ahora te puedes marchar eran temones, pero al mismo tiempo, nunca se puso en duda la adoración completa a un padre que estuvo veinte años ausente sabiendo incluso que una pequeña llevaba su sangre. Conocer la historia aproximada de Luis Miguel a través de la serie lo reubica: mientras se enaltecen los boleros y sus agudos, se repudian su rol paterno y su concepto de amor romántico patriarcal comandado en sus letras machistas.
Los clásicos siempre traspasan sin importar la separación de sus aristas: por cada excepción hay un motivo para ver la serie: lxs fanáticxs se mueren de amor, las nuevas generaciones conocen el cruel manejo de la industria musical, advierten sobre explotación infantil, las consecuencias de la misoginia y el rol social impuesto en una mujer y amplían el panorama de la música popular latinoamericana, no reconociéndola solo por el reggeaton. La otra vereda suena un tanto melancólica, ‘Luis Miguel la serie’ es una superproducción sublimemente ambientada en los 80 y los 90 y recordar viejas épocas conocidas, con las canciones que el colectivo se sabe de memoria aún sin haber seguido de cerca al Luismi, es una estrategia que nunca falla.
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