Revolución se subió al escenario
- Jéssica Signoretta
- 15 feb 2019
- 2 Min. de lectura

Foto por Facundo Luque
Pocas horas después de haberse vuelto masiva la grilla de la edición 2019 del Festival GRL PWR, encontré entre tantas manifestaciones de felicidad y orgullo, algunos comentarios que tildaban al festival de exagerado y contrapuesto, comparándolo con la situación del pasado Cosquín Rock.
Cómo estará creciendo el poder de la lucha feminista que también le llegó el turno a la producción del Cosquín, festival que por años alimentó el nivel de discriminación por género del rock nacional. Pero contrarrestar una sola arista es seguir viendo la punta de un iceberg que en los últimos años se está rompiendo desde abajo.
GRL PWR es la cara más visible de los festivales comandados por únicamente músicas mujeres que se están realizando actualmente en todo el país como también Suena Tremenda, Sonora Buenos Aires y Pop Nacional; acompañados por el proyecto de ley de cupo femenino presentado en el Senado en octubre del año pasado. ¿Por qué toda esta organización entonces queda determinada en ámbitos independientes? La mitad más pesada de la balanza siempre recae en los productores. No se puede juzgar a un público no consumidor si el mismo no tiene acceso masivo a bandas y artistas mujeres. Claro que no hay que demostrar que el talento femenino existe y el paradigma comunicacional que crearon las redes amplió un panorama de conocimiento musical, pero aún está delimitado por los ejes patriarcales de la escena, que imposibilitan que la lucha pueda poner aún más el cuerpo.
Los festivales de música son cumbres de experimentación. Los infinitos microsegundos de sensaciones que les artistas generan en las personas son inimaginables. Las músicas conllevan en su arte las contiendas del contexto y de años de construcción. De la misma construcción que las mujeres estamos desarmando y volviendo a armar, donde la de al lado es compañera y dejó de ser competencia. Los festivales presididos por músicas no contrapone la hegemonía machista, está rompiendo el estatus quo, para que años después la igualdad para las mujeres no dependa de un solo cupo obligatorio y su libertad artística deje de estar coartada en todos sus ámbitos de expresión.
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